
El desafío de protección de la biodiversidad y de los ecosistemas
La crisis de la Covid-19 nos hace darnos cuenta que urge de manera imperativa tomar medidas para proteger la biodiversidad. Se pueden llevar a cabo tanto acciones en el campo, en relación con las poblaciones locales que tienen un excelente conocimiento de los ecosistemas en los que viven, como aquellas que promuevan la sensibilización, para llegar a las generaciones más jóvenes que vivirán en el mundo de mañana. La crisis dio voz a muchos investigadores mostrando que la reciente propagación de las enfermedades infecciosas está totalmente vinculada con la destrucción de los ecosistemas.
La mayoría de los virus son de origen animal y los dos tercios provienen de los animales salvajes. Esos animales transportan muchos patógenos que son inofensivos para ellos pero que pueden llegar a crear epidemias devastadoras al entrar en contacto con los humanos. Es la destrucción de los hábitats que favorece el contacto repetido con los humanos y, por lo tanto, la propagación de estas epidemias. Proteger la biodiversidad no es solo una cuestión de salud humana, sino que se trata también de su supervivencia a mediano plazo y es por eso que debe ser una prioridad.


El desafío de la sensibilización ambiental:
los niños son la piedra angular
Los niños ya son los actores de hoy. Ellos son los que formarán parte del mundo de mañana y los principales agentes de cambio que motivan la participación de quienes los rodean. Un proyecto de educación ambiental para niños también crea conciencia entre padres, familiares y amigos. Es una iniciativa que permite que los niños comprendan y protejan mejor la naturaleza y que los padres busquen crear un mundo mejor para el futuro de sus hijos.
Crear conciencia, no solo en los jóvenes de las comunidades campesinas e indígenas, sino también en la mayoría de los niños de todo el mundo, sobre el respeto y la protección de la biodiversidad, la importancia de los ecosistemas y de los bosques, es un gran desafío y una acción prioritaria de la Fundación Impulso Verde Colombia y de quienes la apoyan.
Por lo tanto, Impulso Verde optó por desarrollar un proyecto educativo que puede llevarse a cabo tanto con grupos de niños en aldeas remotas como en las grandes ciudades de Colombia y del mundo. El proyecto iniciará antes del final del año 2020 en el departamento de Nariño, Colombia.