
¿Quién protege nuestros páramos y el bosque altoandino hoy?

©Intercambio de experiencias comunitarias de la red de viveros de Impulso Verde, 2025 – Fundación Impulso Verde Kuaspue
Descubre cómo comunidades campesinas e indígenas lideran la restauración del bosque altoandino y la protección de los páramos en Colombia. ¡Conoce el trabajo de Impulso Verde!
Colombia alberga el 50 % de los páramos del planeta, ecosistemas estratégicos que capturan, almacenan y liberan hasta el 60 % del agua potable del país. Junto a los bosques altoandinos, conforman una red vital para la regulación hídrica, la captura de carbono y la conservación de especies únicas como el oso de anteojos, el cóndor de los Andes y el puma. Sin embargo, estos territorios enfrentan presiones crecientes por la expansión agrícola, la minería y el cambio climático. ¿Quién los protege hoy? La respuesta emerge desde las raíces: comunidades organizadas que, con liderazgo femenino y visión de futuro, restauran y cuidan estos ecosistemas desde lo local.
La Fundación Impulso Verde Kuaspue lidera una red de 19 viveros comunitarios en el suroccidente colombiano, integrando asociaciones campesinas e indígenas comprometidas con la restauración ecológica y el cuidado de la biodiversidad. Con más de 200 miembros activos —el 70 % mujeres— esta red ha logrado sembrar 1,5 millones de árboles nativos en más de 1.000 hectáreas, recuperando cuencas hidrográficas, restaurando paisajes degradados y protegiendo la biodiversidad del bosque andino y altoandino. Cada vivero es un nodo de conocimiento, acción y esperanza, donde se reproducen más de 130 especies nativas, incluyendo varias en peligro de extinción.
“Cuidar el hábitat del águila real de montaña es cuidar mi finca”, dice Jeimy Caicedo, lideresa local de la vereda Pueblo Nuevo en el corregimiento Los Andes. “Y cuando cada finca cuida su bosque, toda la montaña respira”.

©Vivero de la Asociación Sinhimaki de la red de viveros de Impulso Verde, 2025 – Fundación Impulso Verde Kuaspue

©Vivero de la Asociación Chiltazol de la red de viveros de Impulso Verde, 2025 – Fundación Impulso Verde Kuaspue
El impacto de esta red va más allá de la siembra. En 270 hectáreas se han implementado sistemas silvopastoriles que regeneran los suelos y promueven una ganadería sostenible, compatible con la conservación. Además, se impulsan prácticas agroecológicas o shagras que fortalecen la soberanía alimentaria y reducen la dependencia de alimentos externos. Esta restauración es inclusiva: pone en el centro a las comunidades, reconoce sus saberes y promueve alternativas económicas sostenibles que dignifican la vida rural.
Así mismo, Impulso Verde articula dos líneas estratégicas adicionales que refuerzan su modelo de acción: desarrollo de emprendimientos verdes, y educación y sensibilización ambiental. Gracias a estas apuestas, más de 10.000 niños, niñas y jóvenes han sido sensibilizados en temas ambientales, fortaleciendo una nueva generación de guardianes del territorio. Asimismo, se han creado dos plantas comunitarias: una para transformar plantas en cosméticos naturales y otra para el procesamiento de cereales, generando valor agregado y bienestar económico en armonía con la naturaleza.
El liderazgo femenino es un pilar de esta transformación. Las mujeres no solo lideran viveros y procesos productivos, sino que también dinamizan espacios de formación, cuidado y toma de decisiones. Su participación activa ha sido clave para tejer redes de confianza, resiliencia y acción colectiva. Los jóvenes, por su parte, aportan innovación, energía y visión de futuro, conectando la restauración ecológica con nuevas formas de habitar y narrar el territorio.

©Recolección de semillas por parte de la Asociación Sinhimaki de la red de viveros de Impulso Verde, 2025 – Fundación Impulso Verde Kuaspue

©Acompañamiento en la cosecha de trigo junto a la Asociación Mujer Emprendedora de la red de viveros de Impulso Verde, 2025 – Fundación Impulso Verde Kuaspue
El modelo de Impulso Verde demuestra que la restauración ecológica es más efectiva cuando es comunitaria, que la biodiversidad se cuida mejor cuando se generan alternativas económicas sostenibles, y que la educación ambiental es clave para cambiar los paradigmas. Cuidar los páramos y los bosques altoandinos no es solo una tarea técnica: es un acto colectivo, ético y político que requiere voluntad, alianzas y reconocimiento.
Desde Impulso Verde se trabaja por una restauración inclusiva, con las comunidades como protagonistas. Cada árbol sembrado, cada semilla reproducida, cada niño sensibilizado, es una apuesta por la vida.
Para conocer más sobre esta iniciativa y sumarte a la red de cuidado comunitario de la biodiversidad, visita: https://impulsoverde.org
Comunicaciones Fundación Impulso Verde
Fundación Impulso Verde Kuaspue
contacto@impulsoverde.org






