
Restaurar los bosques altoandinos: una apuesta urgente por el agua, la biodiversidad y las comunidades

Foto: Impulso Verde, siembra en el Yaramal en Ipiales
Nariño, 06 de mayo de 2025
Con motivo del Día Internacional de la Madre Tierra la Fundación Impulso Verde, en alianza con organizaciones locales, llevó a cabo la siembra de 2.600 árboles nativos en el departamento de Nariño. Esta acción se enmarca en una estrategia integral de restauración ecológica que busca recuperar ecosistemas clave, fortalecer la gestión comunitaria del territorio y contribuir a la resiliencia climática.
Colombia ha logrado avances significativos en la lucha contra la deforestación, registrando en 2023 su tasa más baja en décadas. No obstante, en la región Andina, particularmente en los bosques altoandinos que limitan con los páramos, persisten amenazas críticas como: la expansión de la frontera agropecuaria, impulsada principalmente por la ganadería de leche y el cultivo intensivo de papa, que continúan degradando estos ecosistemas, contaminando fuentes hídricas y acelerando la pérdida de cobertura vegetal esencial para la regulación hídrica.
Estos ecosistemas cumplen funciones vitales, como la regulación del ciclo del agua, la captura de carbono, la mitigación de los efectos del cambio climático y albergan una biodiversidad única. Solo en Nariño, entre 2001 y 2023, se han perdido cerca de 4.000 hectáreas de bosque, con la consecuente emisión de millones de toneladas de CO₂.
Para contribuir a la reforestación en Colombia, Impulso Verde lidera procesos de reforestación comunitaria en el sur del país, articulando acciones ambientales con la participación de comunidades campesinas e indígenas junto a las instituciones territoriales. El programa de reforestación de la Fundación busca la protección de nacimientos de agua, la implementación de sistemas productivos agropecuarios sostenibles, la educación ambiental, al mismo tiempo el rescate de conocimientos ancestrales.
“Una de nuestras principales apuestas ha sido la creación de una red de 15 viveros comunitarios —ocho de ellos liderados por comunidades indígenas— donde el 70% de quienes los gestionan son mujeres”, afirma Antoine Gérigné, presidente de la Fundación. “Gracias a este esfuerzo colectivo, ya hemos sembrado más de 1.350.000 árboles nativos, integrando a alcaldías, cabildos y más de 2500 pequeños productores a nuestros proyectos en Nariño”.
Yaramal: un piloto con visión de futuro
El pasado 22 de abril, en la vereda El Mirador del corregimiento de Yaramal (Ipiales, Nariño), se implementó un piloto de restauración ecológica a más de 3.400 msnm, con el objetivo de incrementar la cobertura vegetal de especies nativas en áreas dominadas por pastizales. Esto, con el fin de restaurar la diversidad funcional a partir del flujo de organismos entre el área fragmentada y el ecosistema de referencia.
Allí se sembraron 2.600 árboles de especies como arrayán, encino, pelotillo y pandala, en un predio que, tras el abandono de actividades agropecuarias, inició un proceso natural de regeneración.

Foto: Impulso Verde, siembra en el Yaramal en Ipiales
“Este proceso no solo busca restaurar un ecosistema, sino también fortalecer la conexión de las comunidades con su territorio y fomentar la gobernanza local”, señala Luisa Delgado, profesional de Impulso Verde.

Foto: Impulso Verde, siembra en el Yaramal en Ipiales
El proyecto cuenta con una articulación del cabildo indígena, la Junta de Acción Comunal, la Alcaldía de Ipiales, Pastoral Social Ipiales y la asociación Manantial de Vida de la red de viveros Impulso Verde, quienes han participado activamente en la selección del predio, las mingas comunitarias y el acompañamiento técnico.
La técnica utilizada en Yaramal es la nucleación asistida, que consiste en establecer pequeños núcleos de vegetación nativa entre árboles y arbustos, en áreas dominadas por pastizales. Estos núcleos facilitan la dispersión natural de semillas, al ser especies zoocóricas, creando hábitats para la fauna silvestre y aceleran la regeneración del bosque.
“Para enfrentar las heladas —uno de los mayores retos en la zona— se implementan barreras vivas de protección y se seleccionan especies adaptadas al clima y tipo de suelo, con capacidad para atraer fauna local. Otros desafíos incluyen la presencia de especies invasoras como Acacia decurrens, la alta cobertura de gramíneas y el desconocimiento generalizado sobre el valor de estos ecosistemas. Frente a ello, la Fundación impulsa procesos de educación ambiental, diálogo intercultural y fortalecimiento de capacidades comunitarias.” menciona Diana Villota, profesional de Impulso Verde.
Restaurar para la vida
Restaurar los bosques altoandinos es una acción urgente para garantizar el acceso al agua, proteger la biodiversidad y mejorar la calidad de vida de las comunidades rurales. Los páramos abastecen de agua potable al 70% de la población colombiana. Cuidar sus ecosistemas vecinos debe convertirse en una prioridad nacional e internacional.
El piloto en Yaramal representa un modelo replicable para otras zonas del altiplano nariñense, integrando conocimiento científico, participación comunitaria y conexión espiritual con la naturaleza. Más allá de sembrar árboles, se trata de sembrar esperanza, futuro y vida.
Comunicaciones Fundación Impulso Verde